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Mostrando entradas de marzo, 2021

Relato de primavera: La decisión

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Título: La decisión Autora: Concha Pérez Mazo Apoyada en la barandilla, veía a la gente que montaba en las barcas del estanque, reír y jugar a salpicarse. Gente joven y menos joven, propios de Madrid y ajenos, todos iguales. Hoy su mirada no era la misma, se sentía vieja, aunque quería vivir, seguramente igual que los demás, ya lo pensó antes, todos iguales. Había estado pensando en su final y decidió que debía ser bello y especial. Por eso, con la decisión tomada, miró por última vez su amado parque del Retiro y después de descansar por la noche, se puso en camino al amanecer. Ya no le gustaba viajar de noche, cosas de la edad. Viajó buena parte del día a pesar del cansancio. Tenía que llegar antes de que se ocultara el sol, y lo consiguió. Siempre había sido muy tenaz, fue su mejor adorno, todos lo decían, y.... ¡Aquí estaba! Cumpliendo su sueño, aunque ahora la invadían las dudas, pero no, no lo iba a permitir, y haciendo un esfuerzo, con valentía, esa que pocas veces se h

Relato de primavera: El último paradiso

Título: El último paradiso: Autor: Hermenegildo de la Calle. A media tarde bajó al pueblo, camino de la plaza. ¡No podía creerlo....! Se quedó asombrado y desconcertado. Le costó reconocer la plaza del pueblo después de tantos años de ausencia. Era al atardecer de una calurosa tarde de verano y el sol, en su ocaso, todavía inundaba la plaza con su luz; verla nuevamente le produjo una impresión mezcla de angustia y desazón. De pronto, tuvo la sensación de asomarse a un mundo perdido en el olvido que de pronto reaparecía ante él. Nada era como lo recordaba; se sintió como un extraño en un planeta desconocido donde todo era nuevo; repentinamente, adquirió una clara conciencia del tiempo transcurrido y de lo que la plaza y el habían cambiado en aquellos tantos años de ausencia hasta convertirlos en otra persona y en otro lugar. Como en otros tiempos, la plaza en esta época de verano y cerrada al tráfico era lugar de reunión de familias y jóvenes en las terrazas de los bares, dispue

El arte por José Luis Navarro

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El hombre recurre al Arte para dulcificar a La Creación.   Una de las más grandes expresiones del carácter humano es el Arte. Ha sido una conquista que   llevo al hombre al perfeccionamiento de su inteligencia, sensibilidad moral, observación de la naturaleza, refinamiento de sus sentidos, interpretación de la belleza,… y bajo la costumbre, le impregno en todos sus comportamientos y se diluyó en la captación de todos sus sentidos y sentimientos. La dulzura y filatos   de la Caballé (Al dolce Guídame..) de la Ana Bolena de Donizetti. El encuentro del enamorado efebo Nureyev y la tímida y “derretida” Fonteny en el Romeo y Julieta   de Prokofiev. El beso (y abrazo concupiscente) de Rodín ¡que clama¡ para deslizar los dedos, con los ojos cerrados,   sobre los recovecos de su superficie. Los tornasolados nenúfares en las irisadas aguas del estanque de Monet, que ya no se borrarán nunca de la mente. El adagio del Köchel   622 mozartiano del clarinetista José Ostranek con el que soñaras

Relato de Primavera - Soledad

Título: Soledad: Autor: Datchball (seudónimo). El parque está solitario. Los bancos cubiertos de nieve. Un árbol, con el tronco lleno de nudos, se inclina sobre el sendero, aquél que conduce a la casa. En el cielo, allá arriba, la luna parece estar cansada. Un hombre solo, coge una flor y mira hacia el camino…. Al hombre el corazón le pesa y quisiera arrancárselo…, o no tenerlo…. pero no puede, solo puede llorar. Avanza, llega a la casa y llama… más solo el viento que golpea una ventana, le contesta Comienza a llover, el agua se mezcla con sus lágrimas, y no se sabe ya que es agua ni qué es lágrima… solo se respira una infinita tristeza. Un ángel suspira y casi grita: ¡Oh Dios mío por qué no miran hacia Ti los hombres!.

Relato de Primavera - La ventana enrejada

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Título: La ventana enrejada Autora: Paloma Quintana. Podría haber sido cualquier día, pero fue justo ese: el catorce de enero de 1970 cuando ocurrió todo. Entré en aquella casa, sin deber hacerlo, pero noté un impulso que me resultaba imposible no seguir, así es que empujé la puerta enorme de madera cuarteada, y con una extraña suavidad y sin apenas rozar con nada, se abrió de par en par…. Subí la escalera central de aquél enorme recinto y subí escalón a escalón, con una lentitud que, si no fuera por la emoción que me embargaba, mezcla de miedo y de curiosidad, si no fuera por la emoción digo, me habría resultado imposible subirlos. Tras esos veinte escalones de considerable altura, de mármol rosa, llegué a una sala sin más, no tenía ni un solo mueble, vacío total y con ese triste aspecto que dan los sitios abandonados, solo un enorme ventanal enrejado abarcaba casi toda la pared central…. Se trataba de una reja vieja, que soportaba una celosía algo rota y de color cobrizo

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