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Mostrando entradas de abril, 2021

Relato de Primavera: Lana y queso

Título: Lana y queso Autor: Aitana Goicoechea de la Calle Los abetos se mecen con suavidad en el bosque. Mi cabaña se encuentra a tan solo unos metros de la tupida y frondosa arboleda. Es temprano y el sol todavía se esconde entre las montañas francesas. En mi gastado zurrón, he metido un pedazo de queso de mis ovejas, una hogaza de pan algo duro y una pequeña cantimplora. El viento helador me congela el rostro y me hace tiritar. Camino sobre la hierba cubierta de escarcha que cruje a cada paso que doy hacia el establo. Me he ataviado con una bufanda de lana y un gorro de lana también. Siempre llevo conmigo mi bastón de madera de abeto que me ayuda a desplazarme. En el establo de mi granja se calientan mutuamente mis sesenta y tres ovejas de las que consigo lana y leche. Cada una de ellas tiene una historia que contar. En el duro invierno de este año el heno no puede llegar, lo cual hace que tenga que encaminarme en busca de algún prado que no esté cubierto de nieve o escarcha,

Relato de Primavera: El secreto de Nagore

Título: El secreto de Nagore Autor: Zoe Goicoechea de la Calle Era de noche y las luciérnagas brillaban bajo el cielo estrellado de aquella noche de verano, mientras yo brincaba entre las altas hierbas. Las veía como luminosos destellos dorados. Miré hacia arriba. El cielo era especialmente bonito en verano. Las Daián, pequeñas haditas mimosas, iluminaban los arboles a mi alrededor de matices de todos los colores. Y los sauces llorones, cubiertos de destellos multicolores, descansaban en paz. A la vez que avanzaba, la cálida brisa me levantaba el pelo. Lo llevaba corto ya que me gustaba tenerlo así en verano. Yo sonreía. Aquel sitio era mi secreto. Lo había creado yo. Iba todas la noches de invierno y verano excusándome con cualquier cosa. Cada una de las hadas expresaba mis pensamientos. Cada risa o llanto mío acababa allí de alguna manera que yo no llegaba a entender. Cada hada tenía nombre. Un nombre que yo misma les había puesto. Incluso algunos me los inventaba yo. Tila, Aon

Relato de Primavera: Palomas

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Título: Palomas Autor: Otro de los de antes Las palomas, a diferencia de las familias mormonas, viven solo en parejas “de toda la vida”, Desde mi terraza voy contemplando los cambios de forma y color de las plantas en su crecimiento estival y el comportamiento de los animales que en esa época me visitan. La pequeña y ágil ardilla ya habituada a mi presencia, me mira con descaro y me observa con curiosidad. Cuando se sacia de mi presencia, corretea y juega con las escandalosas urracas que se le acercan o se engarabita por los pinos para secuestrarle los piñones a los piñascos que ya inservibles, los arroja irreverentemente sobre el suelo. Las bandadas de gorriones se desparraman sobre el césped y picotean los insectos que se atreven a sobresalir sobre los yerbajos segados. Todos son iguales y parecen sacados de un nidal de familia numerosa de las de antes. Las más habituales son las palomas. Se pasean por el prado (aunque no matan moscas con el rabo, como “la vaca de lechera

Relato de Primavera: Al otro lado. Madrid 2020

Título: Al otro lado. Madrid 2020 Autor: Uno de los de antes 15 de marzo Esta noche me he despertado antes del amanecer y no he podido conciliar el sueño. Mi mente revolotea y revolotea sobre lo mismo. Los pensamientos, como dardos envenenados, se me clavan en la parte más sensible de mi ser, en donde más daño me hacen. En algún momento, me rebelo contra este castigo, e intento ponerle fin justificando mis pecados. Pero no sirve de nada, mis argumentos son hojas caídas que arrastra la tempestad de mi culpa. Hace tres días que no sé nada de ella. En teoría, no puedo salir de casa, pero, aunque pudiera, no me dejarían entrar allí; lo tienen completamente prohibido. Anteayer llevaron a la comisaría al hijo de un ingresado, que intentaba entrar a toda costa para ver a su padre. La situación es caótica. Han dicho en el telediario que los operativos especiales se han encontrado en alguna Residencia cadáveres de hace días. No sé hasta cuándo podré resistir esta angustia que me corroe,

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