Elogio de la calidad


Entendemos por espacio personal aquél en el que una persona se encuentra segura de sí misma, algo así como su lugar en el mundo. Este espacio se ha multiplicado por diez hasta alcanzar los doscientos centímetros, como consecuencia directa de la llegada de la “covid-19”, que ha venido a establecerse entre nosotros y requiere así mismo su espacio formal.
El reconocimiento del valor de este espacio necesario, pone en tela de juicio nuestra tradicional valoración del éxito, basado en la ideología del “lleno” y del “no cabía ni un alfiler”, con la que enjuiciamos el triunfo social de todo tipo de eventos. Ahora deberemos ir a la petición de hora y a la ubicación previamente asignada.
El reconocimiento de este espacio en todas nuestras actividades presupone una transformación de profundo calado en nuestro entorno social. Pensemos en el transporte público (taxis, metro, autobuses, trenes, aviones, barcos, con distancias prefijadas entre usuarios), en todo tipo de espectáculos (cines, teatros, salas para todo tipo de eventos), instalaciones deportivas (grandes estadios), todos guardando un espacio mínimo personal establecido en dos metros entre asistentes provistos de mascarillas.
Aparte de tener que reconsiderar el continente de los transportes públicos, también será necesario remodelar, el espacio público, ampliación o adaptación de paseos, alamedas o mejora de aceras, así como la restricción de vehículos en las calles comerciales con la consiguiente mejora ambiental y el aminoramiento de ruidos molestos. Es el tan deseado triunfo del ciudadano peatón sobre el ciudadano motorizado.
La mejora del aire que respiramos debe de implicar de forma añadida la instauración en origen de sistemas de ventilación y aireación aseguradas y la instalación generalizada de aparatos de purificación de aire. 
Disfrutar de un espectáculo en cualquier recinto adaptado a estas circunstancias, puede representar disfrutar doblemente de aquello que nos atrae y que elegimos con lo que este espacio personal habrá transmutado en un espacio de calidad.
La calidad es el conjunto de propiedades inherentes a cualquier cosa y no es una cualidad sobreañadida, es una propiedad redescubierta y valorada al desnudarla de todo lo que la enmaraña. Esta recuperación es la otra cara de la moneda que nos muestra la covid-19 y que deberemos apropiarnos como un derecho propio.
Si lo aplicamos a nuestras actividades productivas, comenzando por la enseñanza, los niños al respetar la distancia física mejoraran la relación profesor-alumnos y multiplicarán exponencialmente la capacidad y calidad del aprendizaje, y lo mismo puede decirse de nuestra actividad profesional que mejorará en concentración y empatía. Es decir nuestro espacio es ahora un espacio de eficacia con todo el beneficio que ello conlleva.
El espacio personal se convierte en un espacio motor que funciona como un exigente determinante que mejora todos los eventos y actividades de las que somos protagonistas. Y más importante que su adquisición será su conservación y mantenimiento tras el anhelado momento en que dominemos la amenaza vírica, a fin de mantener frente a posibles futuras emergencias un espacio de seguridad.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena


Comentarios

  1. Pues no estoy de acuerdo, me suena a individualismo extremo, empatía? no lo veo la verdad, y no, no estoy dispuesto a dejar de relacionarme con los otros, a dejar de contar mi vida, a dejar de ser libre en aras de? de mejorar el que? o en qué?
    disfrutar de los espectáculos tu solito? no gracias.....

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