Los Conciertos de Año Nuevo

Todos los años hay una cita para los aficionados a la música y los acostumbrados a celebrar la efeméride del principio del año. Y son los conciertos que la orquesta de Viena, desde el Musikverein, transmiten las televisiones de 100 países de todo el mundo.

Efectivamente, la filarmónica vienesa, considerada la mejor orquesta de cuerda del mundo (la de metales según otros lo es la de Chicago), emite un famoso concierto que basado en la música austriaca, muy concentrada en las composiciones de los músicos de la familia Strauss, y dirigida por los directores de más renombre en cada época, emite para el deleite de sus 1.744 asistentes y a los millones de observantes en las televisiones de nuestro planeta.

Tras su variado repertorio, como final esperado, anualmente se repite el “An der schöne blauen Donau”” el más bello Vals de la historia. Y como colofón. aun los directores más adustos, (con atisbos de picardía) invitan al público a participar con sus acompasados aplausos, en la marcha que para el general Radetzky compusieron sus músicos.

La nómina de directores invitados (18 para los 84 conciertos celebrados) es demostrativa de la calidad de estos famosos conciertos donde acuden oyentes de todo el mundo, que elegantemente vestidos representan el mundo cultural, político y financiero de: Austria, Alemania, Japón, USA, Japón, Reino Unido, Japón y otros países de alto desarrollo mundial.

El arte que transmite la música se compagina con la emoción que provoca. Fue memorable, la lagrima que broto del rostro de Ozawa cuando finalizaba, en el aniversario Mozartiano, el Köchel 622 del sublime compositor.

La capital austriaca, rememorando su pasado Imperial, hace una exhibición de sus tradiciones artísticas y culturales que representaron un pasado que dejo plasmado una tradición en el desarrollo humano durante un largo periodo de la Historia.

Esta añeja tradición, que a algunos paladares “progres” le podrían sonar a rancios o cursis, sin embargo, entusiasman a los añorantes de la perennidad del tiempo proustiano.


La Sala Dorada.

La Musikverein fue inaugurada por el Emperador Francisco José en 1870.

Fascina al publico por ser una obra maestra y un prodigio acústico sin par en el mundo. Se debe al arquitecto danés Theophil von Hansen que creó la sala Brahms y que posteriormente se restauro hasta el estado actual de la sala Dorada.

Inundada de flores ( “las rosas del Brentano” evocadas por Heine) acoge los sonidos y el brillo de su techumbre cobija los destellos de las joyas de las damas.






Compañeros jubilados.

Feliz Año Nuevo

José Luis Navarro




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