Fundación Humans y humanización de la asistencia sanitaria



Animaos a discutirlo o al menos a dar vuestra opinión!!

La Fundación Humans, presentó hace tiempo, el análisis de situación de los aspectos humanísticos de la asistencia Sanitaria y como humanizar la Sanidad.


Mi gran amigo y colega neumólogo Julio Ancochea, comenta con gran acierto que la actitud de humanizar supone un respeto a la vida y a la dignidad personal y cuidado de los pacientes, con competencia científica, ética y humana. Todo ello aderezado con humildad y solidaridad, dentro de un trabajo conjunto en equipo con espíritu universitario.

Comenta también con acierto que humanizar supone, practicar empatía afectivo emocional y cognitiva, entre el paciente, su médico y resto del personal sanitario, implicados en la difícil tarea de facilitar la comprensión, conocimiento y aplicación del esquema terapéutico más idóneo, y siempre en el contexto de un incremento importante y significativo de la comunicación, confianza e implicación de cumplimiento por parte del paciente.


En este punto conviene recordar que la empatía es un fenómeno que implica no solo una actitud determinada del medico y personal sanitario hacia el paciente, sino también al contrario.

Pero cómo mejorarla…?, en un momento en el que el paciente ha perdido su situación histórica de individuo doliente, con miedo, sufrimiento y sensación de desamparo, para convertirse en la de paciente cliente, como recordaría el Profesor Laín Entralgo, que con toda justicia y pleno derecho, reclama conocer toda la información sobre su estado enfermo, y en última instancia decidir sobre su posible tratamiento.

En este punto el incremento de la medicina defensiva, en gran parte y en sus fundamentos importada de USA, con consecuencias muy negativas, como un alto coste económico por potenciales querellas por mala praxis, y por el uso defensivo de un exceso de tecnología diagnostica, en parte evitable, genera además, en muchas ocasiones, un deterioro importantísimo de la relación entre el paciente, el médico y el entorno sanitario, lo peor para mejorar la humanización.

Sobre estas variables, como mejorar esta relación esencial para facilitar la comunicación y confianza hacia nuestros pacientes y de ellos hacia nosotros…? Solo la palabra y través de ella, la mejora de la comunicación, conocimiento, aprendizaje y confianza, pueden facilitar el cumplimiento de las indicaciones más idóneas de tratamiento y de los cambios de rutinas y conductas negativas, capaces de deteriorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.

El paciente como sujeto doliente, temeroso e inseguro de su enfermedad no solo necesita la aplicación de los conocimientos terapéuticos de la medicina basada en la evidencia, sino también sobre una relación de confianza y seguridad con su médico y el entorno sanitario más cercano para conseguir la mayor eficacia terapéutica.

Por otro lado el Hospital como valor añadido a la eficiencia terapéutica durante el periodo de hospitalización, aporta tecnología diagnostica e innovación, incorporando elementos fundamentales para el diagnóstico y tratamiento, pero también es cierto que puede facilitar un cierto distanciamiento en la relación optima entre los pacientes hospitalizados con el médico y el resto de personal sanitario que le atienden.

La historia clínica informatizada frecuentemente mal entendida en su esencia, con informes de copia y pega, puede facilitar un posible alejamiento de la realidad actual del ahora de cada paciente y su enfermedad, y  la cada vez más olvidada visita médica clínica tradicional  con cercanía y comunicación entre los médicos y el personal de enfermería con los pacientes hospitalizados, suponen factores muy importantes que pueden confundir y desviar la realidad de cada entidad patológica y de la relación de confianza, y seguridad, imprescindible para la mayor eficacia terapéutica del paciente hospitalizado.

El tiempo dedicado a la comunicación con los pacientes puede considerarse escaso y lo que es peor tendente a disminuir dadas las circunstancias comentadas y de otras variables relacionadas con los actores principales de la asistencia sanitaria, médico y personal sanitario.

El estrés , la inestabilidad laboral, la actitud de indiferencia generada por el burnout, especialmente entre el personal médico y  sanitario,  que origina una actitud consentida de ausencia de implicación y compromiso, que facilita poder observar desde la barrera el devenir sanitario sin responsabilidades concretas, y la escasa libertad de acción y de proyectos, por parte de los organismos responsables de la gestión sanitaria , dificultan extraordinariamente la posibilidad de una más cercana relación de confianza y de eficacia terapéutica en la relación médico sanitaria con los pacientes.

Está bien procurar fomentar la reflexión, de cómo humanizar la relación entre el paciente y demás personal sanitario y de incorporar medidas que favorezcan la educación, comprensión, conocimiento e implicación de los pacientes con su programa integrado de tratamiento.

Ello supone ver al paciente como persona necesitada en su enfermedad,  de un alto grado de confianza para poder abordar con fe y estricto cumplimiento, las medidas más eficaces , para mejorar y estabilizar su enfermedad, e implica también que el propio paciente como persona y como enfermo sea capaz de confiar y conocer, con el mayor grado de entendimiento y compromiso , todo lo referente a su enfermedad su potencial evolución, esquema de tratamiento integral y cambios de rutinas y actitudes nocivas, para una mejor estabilidad y pronóstico.

Comentarios

  1. Ahora que se habla tanto de la necesidad de humanizar la práctica médica, yo me pregunto si alguna vez la actividad médica ha olvidado que su objetivo y justificación no era otro que la persona humana. Yo creo que nunca se ha olvidado y que desde el juramento hipocrático esta idea ha estado siempre presente.
    ¿Qué es lo que sucede?. ¿Quizás la práctica médica se ha deshumanizado en algún momento?
    ¿Cuál es mi opinión?
    Vivimos una época de cambio y progreso acelerado en la que se hace necesario revisar los conceptos y avances últimos de la ciencia que soporta la práctica médica y la consideración actual de la persona humana como sujeto de valores en una sociedad que ha evolucionado quizás demasiado rápidamente y que con dificultad va asumiendo y adaptándose a los avances tecnológicos recientes.
    Superado, al menos en parte, el concepto de medicina basada en la evidencia hoy día se abre paso lo que se ha dado en llamar medicina individualizada o personalizada. Se basa en la consideración de que no todos los procesos patológicos considerados iguales afectan a las personas de la misma manera, lo que tiene repercusiones diagnósticas, pronósticas y terapéuticas. Esta es una visión que se está aplicando en procesos tumorales y en otros crónicos, como la diabetes mellitus. Se trata de reunir la información obtenida del conocimiento de factores genéticos, ambientales y terapéuticos en un intento de individualizar el pronóstico y tratamiento de cada individuo. Yo creo que el desarrollo de esta forma de práctica médica supone un gran avance conceptual y esperemos que tenga su repercusión en la mejoría de los resultados obtenidos.
    En el otro brazo de la balanza está la persona humana objeto y fin del desarrollo científico de la medicina. Me llevaría demasiado espacio, desarrollar una larga discusión acerca de la consideración actual de la persona humana, tanto generalizando en la sociedad actual como restringida al ámbito de la medicina. Resumiendo, creo que la idea de humanización, no es que no existiese, sino que debe adaptarse al momento actual y el problema reside en cómo hacerlo, reconociendo los cambios producidos cuando comparamos determinadas formas de actuación pretéritas con las actuales. En cualquier caso, creo que debe tenerse en cuenta la individualización, la diversidad y las necesidades propias de cada persona humana.
    Por último, no se puede olvidar la necesidad de una comunicación adecuada entre todos los componentes de este marco de relaciones: personal sanitario, persona enferma e instituciones donde se desarrolla la actividad médica.
    De la humanización de la asistencia sanitaria.....seguiremos hablando.

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  2. La humanización de la práctica médica se encuentra amenazada desde su propio desarrollo y desde la dificultad cada vez mayor de adecuar sus complejidades a la realidad del paciente, salvando todos los obstáculos que además de viabilizarla tratan de controlarla.
    Dijo Claude Bernard que "la ciencia mientras más avanza más impersonal parece", sin que alcanzara a prever posiblemente el alcance real de su pensamiento, dado que la intensa ramificación de conocimientos, la complejidad creciente de las técnicas utilizadas y su extensión masiva a grandes capas de la población, con sus costes consiguientes, ha obligado además, al desarrollo paralelo de sistemas de organización de tiempo, espacio y dinero que posibiliten el trabajo médico.
    La importancia de este soporte auxiliar emergente, el "staff" médico, se ha magnificado de tal forma que su ausencia o defecto pueden entorpecer hasta su anulación la más elemental labor clínica. Rígidas soluciones informáticas tienden a controlar la utilización y el coste de todos los actos clínicos mediante la protocolización de todas las actividades médicas. Junto con la organización se ha materializado el control y con él se ha deslizado el poder que somete toda la actividad profesional a intereses ajenos a través del todopoderoso "staff" político.
    Las vías clínicas cerradas se conforman como la variante sanitaria de la aplicación informática, piensan y deciden por el facultativo sin dejar margen al error ni a la iniciativa. Todo integrante del sistema puede abordar cualquier situación con tal de seguir las normas preestablecidas y los códigos predeterminados. La aplicación engloba en sí misma todos los pasos y todo el conocimiento necesario que el facultativo debe de asumir según un supremo organizador demasiadas veces ignoto y obvia toda semiología de carácter emocional.
    Las transgresiones al sistema son fácilmente consideradas como faltas, punibles en su caso, a los usos establecidos, dando paso al desarrollo de una medicina defensiva, impersonal y tecnificada, que huye de las soluciones terapéuticas no ortodoxas. La medicina personalizada a duras penas puede ser ejercida ni siquiera en los casos de patología rara e infrecuente. La iniciativa personal se constriñe de forma notable. La relación médico-enfermo sufre de forma importante.
    Para controlar y dirigir el sistema basta con la presencia de técnicos medios, o mediadores, a los que se les exige el mayor nivel de fidelidad, lo que a su vez defiende al entramado de cualquier intento de modificación alejando de los puestos claves a todos aquellos posibles innovadores que puedan cuestionar el correcto cierre de sus balances.
    La máquina política revestida con piel de progreso informático, arrasa y anula los criterios más esenciales e intimistas de la relación médico-paciente, introduciendo criterios tan luminosos como inanimados transformando a la medicina en un ente tecnológico y asexuado. La supeditación y el control priman sobre la profesionalidad y la dedicación. Se anulan los viveros de talentos y se cultivan los de disciplinados programadores.
    La práctica médica se hace por una parte menos creativa y menos responsable y por otra más aburrida y más mediocre. Y precisando a Letamendi, "el médico que solo sepa medicina" será preferido en este entorno profesional.

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