Copenhague de Michael Frayn


Víctor Abraira nos sugiere una tarde “dramática” en el teatro... ¿dónde sino?


Ya sé que la agenda de un jubilado suele estar muy apretada: paseos mañaneros en días laborables por alguno de nuestros parques, juegos y conversaciones con los nietos, lecturas o relecturas para las que antes no había mucho tiempo… a pesar de ello os recomiendo que hagáis un hueco en la vuestra para ir a ver Copenhague, obra de M. Frayn que se está representado en el Teatro de la Abadía.
La obra gira en torno al encuentro que tuvo lugar en 1941 en la Copenhague ocupada por los nazis, entre Niels Bohr y su ex alumno Werner Heisenberg, entonces director del programa del gobierno nazi para la construcción de la bomba atómica. No se sabe de qué hablaron, pero sí que rompieron sus relaciones después de ese encuentro.
La obra empieza con el personaje de Margrethe Bohr (esposa de Niels) diciendo “Ahora que estamos muertos, podemos hablar de todo lo que pasó…” y recrea distintas conjeturas sobre aquel encuentro. El personaje de Heisenberg se queja amargamente de que en el futuro a él se le recordará por el principio de incertidumbre y por el encuentro de Copenhague, pero casi nadie entenderá ninguna de las dos cosas. Se ha debatido con pasión sobre la exactitud histórica de la obra, desde Paul L. Rose que la califica de obra revisionista más perniciosa que la negación del holocausto, hasta Klaus Hentschel que dice que merece admiración por ser una valerosa polifonía muy rara vez admitida por los historiadores.
En un momento dado, los personajes de Bohr y Heisenberg salen del escenario para tener la conversación y vuelven al cabo de un rato, estando el primero muy enfadado, de modo que los espectadores tampoco sabemos de qué hablaron. El resto de la obra transcurre en un limbo en el que en futuros encuentros, una vez muertos, como nos dijo Margrethe al comienzo, siguen hablando de lo que dijeron, de lo que quisieron decir, de lo que entendieron, de los malentendidos, sobre todo el personaje de Heisenberg que defiende sus intenciones pacifistas, de ahí la crítica de Rose que considera que esas intenciones son contradictorias con los hechos conocidos, sobre todo las grabaciones de Farm Hall, lugar plagado de micrófonos ocultos, en el que lo diez físicos alemanes más destacados del proyecto de la bomba atómica, entre ellos Heisenberg, estuvieron prisioneros al final de la guerra. El autor no toma partido y deja flotando la duda, de ahí el elogio de Hentschel.
Pero se trata de una obra de teatro, no de un libro de historia, y lo interesante son los dilemas que plantea sobre la responsabilidad ética de los científicos respecto a la aplicación de sus descubrimientos y el conflicto con otros deberes morales de distinta jerarquía, como el conocimiento, el patriotismo y también, claro, otros intereses legítimos, como la propia carrera académica, o la consecución de fondos para la investigación y la subsistencia y sobre cuándo dejan estos de ser legítimos, en un contexto especialmente difícil como el régimen nazi, aunque sin olvidar que los que realmente construyeron la bomba, y la tiraron sobre dos ciudades, tres meses después de la rendición de los nazis, fueron los EEUU.
También trata, con ternura, de las relaciones maestro discípulo, con un punto de ironía que pone Margrethe cuando ambos se ponen “estupendos” y, cómo no, de física y nos explican, con las palabras sencillas que demanda Margrethe, el principio de incertidumbre de Heisenberg, el principio de complementariedad de Bohr y la física de la bomba atómica. ¿Qué más pedir en hora y media? Eso sí, cuidad de conseguir una butaca en las primeras filas, yo estaba en la 13 y no siempre se oía bien a Gutiérrez Caba, el actor que interpreta a Bohr.
Si después de verla seguís con curiosidad sobre de qué pudieron hablar, una buena referencia en español sobre Heisenberg es: “De la incertidumbre cuántica a la bomba atómica nazi. Heisenberg”. Antonio Fernández-Rañada. Ed NIVOLA. 2008. Y otra más amplia sobre la física en la Alemania de entonces: “Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler”. Philip Ball. Ed Turner. 2014.


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