De la "Miasma" al Coronavirus
A comienzos del siglo
XIX, o sea hace más de 200 años, la medicina utilizaba conceptos como el de "Miasmas",
para definir agentes invisibles, que, como efluvios procedentes de la
descomposición de ciertos componentes orgánicos procedentes del medio ambiente,
eran principales responsables de la mayor parte de las enfermedades de
entonces, especialmente las conocidas de origen infeccioso.
La boca, el contacto a través
de la piel y la vía aérea por la respiración, eran consideradas las principales
puertas de entrada al organismo.
En la mitología griega
el término "Miasma", era considerado como un vapor con vida propia,
enviado por los dioses como castigo divino y que solo podía ser purgado ante
ellos en sacrificios, para conseguir perdón por lo mal hecho.
Hoy en plena pandemia
por coronavirus, con muy alta infectividad, conocemos en profundidad la
estructura genética del virus y hay numerosos estudios en marcha, que procuran
encontrar los tratamientos más eficaces y una vacuna capaz, no sólo de evitar y
acabar con la situación aguda actual, sino de la posible evolución negativa,
del nuevo virus, en un futuro.
Ante éstos hechos,
lejanos en la historia de la humanidad unos de otros, pero con analogías en su
significado.
Deberíamos
preguntarnos, individual y colectivamente, ... Cómo considerar y actuar ante
una pandemia destructiva y peligrosa como la actual, y hasta donde podemos ser
capaces de modificar nuestra conducta, en el sentido, de hacia dónde vamos...?.
A partir de esto y como
en la milenaria mitología griega, deberíamos pedir perdón a los dioses,
encarnados hoy en nuestra madre naturaleza, para reparar nuestra culpa y
procurar cambiar el sentido de nuestra efímera existencia y la de nuestro
colectivo humano.
Antonio Sueiro Bueno
si hasta donde podemos algo de forma individual?
ResponderEliminarEstoy profundamente de acuerdo con tu planteamiento naturalista acerca de los "miasmas".
ResponderEliminarAyer por la noche oí en un programa de TV a un científico estudioso de temas medio ambientales; su comentario apoyaba la idea de que enfermedades o infecciones en los animales y potencialmente transmisibles al hombre (zoonosis) podían ver favorecida su transmisión y virulencia por cambios medioambientales y de stress inducido en los animales. Todo apunta a la necesidad de un nuevo pacto con la naturaleza.