La Pandemia del COVID-19... una gran oportunidad
Reflexiones para una cuarentena
La pandemia que estamos
padeciendo nos obliga a múltiples reflexiones acerca de la misma y del mundo en
que vivimos. Lógicamente, lo más inmediato en estos momentos es el debate
acerca de cómo empezó esto, cómo se ha propagado, si nos dimos cuenta, o no, con
la debida prontitud de su gravedad, si se tomaron, o no, las medidas oportunas
en su momento, cuál debe ser el reparto de responsabilidades, etc, etc,; pero
no es menos lógico, levantar un poco nuestra mirada y analizar qué enseñanzas
podemos obtener de esta crisis y que debemos aprender.
Los que hemos tenido
oportunidad de visitar Atapuerca y el Museo de la Evolución Humana, en Burgos,
pudimos ver y escuchar que nuestra especie actual es relativamente reciente en
la Tierra, y que nos han precedido otras muchas especies humanas que han ido
desapareciendo a lo largo de los tiempos y sustituidas por otras hasta la
actual; de lo que se desprende que a lo largo de los siglos se han dado circunstancias,
no bien conocidas, que han determinado la desaparición de unas especies y su
sustitución por otras. Por tanto, si aceptamos que nuestra especie también es
susceptible de desaparecer y ser sustituida por otra, quizás podríamos analizar
la situación actual con otra perspectiva.
En los últimos años, a
través de diferentes portavoces, se han alzado voces llamando la atención
acerca de los dos grandes fantasmas que amenazan a la humanidad; por una parte,
una extinción rápida como consecuencia de un conflicto nuclear masivo, o un
planeta tóxico debido a una debacle nuclear limitada; y por otra, una extinción
más lenta como consecuencia de un calentamiento global descontrolado.
Enfrentarse a estas amenazas exige un cambio global en nuestra forma y estilo
de vida; llevar a cabo esta profunda transformación requiere un esfuerzo
conjunto, el mayor de toda la historia de la humanidad, de planificación,
modificación del sistema económico, investigación, inversión, educación pública
y protección social.
Con esta visión en
mente qué significado podemos dar a la actual crisis mundial provocada por el coronavirus….
todos sabemos que cuando se construye un puente, antes de abrirlo para su uso
cotidiano, se le somete a pruebas de carga extrema para valorar su resistencia….esta
pandemia ¿no podríamos suponerla como una prueba de carga, ante otras posibles
y futuras pandemias incluso más agresivas que la actual?, o tal vez ¿no podría
convertirse en una oportunidad para probar nuestra resistencia a posibles
catástrofes naturales, o no, más destructivas que la pandemia actual?
Indudablemente, nuestro
forma de vida actual se ha visto sometida a un test de esfuerzo imprevisto; no
ha sido un cataclismo nuclear o una consecuencia directa del calentamiento
global, sino un pequeño microorganismo de una gran virulencia y capacidad de
difusión, ¡algo impensable hace unos meses!. No podemos aceptar que volver a la
"normalidad", sea, sencillamente, recuperar la "normalidad"
previa a esta pandemia; esa "normalidad" ha mostrado demasiados
puntos débiles como para demostrar que es un mecanismo eficaz de defensa de la
humanidad. Debemos hacer un buen diagnóstico y sacar conclusiones para
construir una nueva "normalidad" en la que nos podamos sentir
protegidos frente a crisis que se ciernen sobre el futuro de la humanidad.
Nuestro sistema
sanitario público ha resistido, a duras penas, la embestida pero indudablemente
tiene que ser reforzado; la consideración y tratamiento de las personas
ancianas alojadas en las residencias, denominadas de mayores, debe ser revisado
y profundamente reformado; tenemos que afrontar una mayor digitalización y
difusión de los modernos sistemas de intercomunicación; es necesario reforzar
la educación pública como factor de equilibrio social; tras la deslocalización
de numerosas industrias durante los últimos años a otros países en busca de
mayores beneficios eco-nómicos, se hace necesario, recuperar una producción
propia de materiales básicos de supervivencia que elimine la dependencia de
terceros países y un plan de almacena-miento logístico de dichos materiales en
previsión de nuevos acontecimientos; hay que incentivar la investigación en
todos los campos de la ciencia; ya que como se ha puesto de manifiesto, ninguna
nación tiene la fortaleza económica suficiente para afrontar esta crisis,
necesitamos reformar nuestras instituciones supranacionales haciéndolas más
eficaces y solidarias; algo que también se ha hecho patente es la existencia de
grandes desigualdades entre la población, consecuencia, del capitalismo
neoliberal imperante en el que el mercado se muestra incapaz de corregir dichas
desigualdades, y que en opinión de muchos economistas, como Thomas Piketty,
Branco Milanovic y J.K. Galbraith, entre otros, necesita una profunda reforma
con una mayor participación democrática, concluyendo que para que nuestro
sistema económico siga funcionando es absolutamente necesario frenar la
desigualdad.
Las lecciones que
podemos extraer de esta pandemia son muchas y muy importantes y las
conclusiones y su aplicación global deben alumbrar un orden nuevo económico y
social; es mucho lo que nos jugamos, nada menos que nuestra supervivencia como
especie humana.
Hermenegildo de la
Calle
15 de abril de 2020
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