... Y seréis como dioses
Nos dijeron que seríamos inmortales. O al menos, centenarios (multi?). Hace un año había una euforia desmedida tanto en los relatos de los divulgadores tan exitosos, como Noel Yuval Harari, como en las declaraciones de científicos súper stars, de los que piensan que el último experimento realizado en su laboratorio es el acontecimiento más importante ocurrido en la galaxia desde el Big Bang. Los recientes avances científicos y tecnológicos iban no solo a alargar nuestras vidas sino librarnos del envejecimiento y de la enfermedad (al menos, para quien pudiera pagarlo). Se consideraba que el uso masivo de la terapia génica, la inteligencia artificial, el big data, la telemedicina y otros avances nos iban a llevar a una especie de Arcadia feliz en la que ni ganaríamos el pan con el sudor de nuestra frente, ni pariríamos hijos con dolor, ni sufriríamos los estigmas de la vejez ni la enfermedad, ni recibiríamos la visita de la muerte, al menos durante un tiempo mucho mayor de una centuria y con tendencia a alargarse de forma indefinida.
Se nos dijo que las
enfermedades de los distintos órganos eran pequeños problemas técnicos fáciles
de resolver con la tecnología disponible en el momento o a la vuelta de la
esquina. Nos contaron que las enfermedades del aparato cardiovascular eran un
pequeño problema de fontanería, las del riñón un mero asunto de depuración de
aguas, y así sucesivamente con el resto. Resultaba más complicado el
tratamiento de las enfermedades del sistema nervioso pero los avances en
prótesis inteligentes y exoesqueletos, los resultados de la terapia génica en
atrofia muscular espinal y en distrofia muscular progresiva tipo Duchenne y
Becker, y las promesas de eliminación de enfermedades tan terribles como las de
Alzheimer, Parkinson y Huntington mediante el control de la expresión de los
genes de las proteínas patógenas, proteína tau, sinucleína y huntingtina,
respectivamente, nos prometían el paraíso.
Un año más tarde somos
víctimas de una pandemia que ha infectado a 200 millones de personas, ha matado
a más de 2 millones de forma directa y quizás a otros tanto de forma indirecta,
ha reducido nuestra esperanza de vida y ha arruinado nuestras economías. Y todo
ello por un virus insignificante cuya transmisión, si no su generación, esta
favorecida por nuestra forma de vivir y de consumir, por la frivolidad e
hipocresía de gobernantes y gobernados, por nuestras contradicciones de
pretender evitar los contagios pero, eso sí, sin cambiar nuestras costumbres
festivas. Le especie humana debería ser más consciente de su fragilidad
¿Vamos a superar esta
epidemia? Si, en gran parte gracias a los avances enormes de la ciencia ¿Vamos
a aprender de esta experiencia? Es menos probable. La humanidad ha sufrido
epidemias parecidas o peores que la actual y no ha aprendido. Hace apenas un
siglo la epidemia de encefalitis letárgica produjo bastantes más muertos que la
presente. Y, sin embargo, apenas esa epidemia se desvanecía vinieron la “Belle
Epoque”, la crisis de la bolsa del año 29 y los totalitarismos de izquierda y
de derecha. Esperemos que ahora aprendamos a ser menos consumistas y más
solidarios.
Justo García de Yébenes
Premio Rey Jaime I de
Medicina, año 2000
Me he aproximado a tu relato con mucho interés atraído por su título. El sentido del mismo está condensado en el título de la obra de Noel Yuval Harari "Homo Deus", pero una vez leído, creo que, en nuestro caso, hemos llegado a conclusiones diferentes. Pero hacer algún comentario acerca de las obras de Noel Yuval Harari, o alguna de ellas, podría ser objeto de más amplio debate en este foro.
ResponderEliminarLa línea conductora de tu relato me parece un tanto pesimista y no porque lo que comentas no sea cierto, sino porque ofrece pocas esperanzas. La situación actual debida a la pandemia nos está influyendo y produciendo lo está empezando a llamarse "fatiga pandémica" que aunque no se muy bien lo que quiere decir, pienso que se refiere a desarrollar visiones negativas de nuestro incierto futuro.
La humanidad ha superado otras situaciones de pandemia a lo largo de su historia y como siempre adaptándose a las diferentes situaciones que han ido surgiendo, hasta tal punto que nuestro genoma ha ido incorporando porciones del genoma viral como mecanismo de supervivencia de la especie.
Esta pandemia la superaremos con ayuda de la ciencia, véase el rápido desarrollo de vacunas eficaces, y la ciencia irá desarrollando mayores conocimientos y mejores formas de tratamiento para el control de enfermedades.
El individuo como sujeto inmediato es frágil, la humanidad como especie sobrevivirá.
Hace días publiqué un comentario a tu escrito pero misterios de la informática no lo he procesado adecuadamente para su publicación.
ResponderEliminarNo obstante, insistiré en el tema. Tu escrito parte de conceptos contenidos en el libro de Noel Yuval Harari "Homo Deus" que se resumen en su título; a lo largo del libro se revisan muchos aspectos implicados en la evolución de la especie humana y, que superadas muchas pandemias, nos acercan a la deidad; siempre aplicando un método racional con el que critica y desmitifica muchas de las concepciones que sustentan nuestras creencias y que parecen justificar muchas facetas de nuestra vida. Según se desprende, la aplicación de un método racional para explicar los sucesos de nuestra vida y la confianza en el método científico para superar las dificultades de la especie humana, la evolución de la misma nos llevaría a una especie de deidad para la humanidad. Desconozco si compartimos esta opinión tras la lectura de "Homo Deus".
En esta línea de pensamiento, la actual pandemia supone un grave "accidente" en esta evolución; la humanidad sufre ahora y sufrirá en el futuro, muchas otras pandemias, como también las ha padecido en otras épocas históricas, recordemos la de la viruela en siglos pasados, y siempre ha sido la ciencia la que ha aportado soluciones a estos y muchos otros problemas. Dices que la "especie humana debería ser más consciente de su fragilidad" y comparto esta afirmación, pero no podemos olvidar la confianza y la fe que la misma especie humana tiene en la ciencia para resolver estos problemas.
Llegados a este punto, el dilema existencial que se le plantea al individuo podría ser formulado de esta manera, "Dios o la ciencia"; "¿necesitamos, realmente, a Dios o, gracias a la ciencia, podemos creernos, sentirnos y actuar como dioses?"
En primer lugar quiero pedir disculpas por tardar tanto en responder al comentario de Hermenegildo. No hay otra razón mas que no disponía yo de la dirección de la web e ignoraba su comentario. En segundo término deseo agradecer a Hermenegildo que haya tenido la amabilidad no solo de leerme sino también de discrepar. Acciones tan generosas solo se esperan de los amigos.
ResponderEliminarEntrando en harina, Hermene detecta en mi escrito rasgos pesimistas y una cierta fatiga pandémica. Brillante diagnóstico, reivindico la fatiga y el pesimismo. Pero el asunto no es ese. El asunto es hacía donde va la humanidad. ¿Qué elementos hay que nos permitan pensar que somos indestructibles? A lo largo de la historia han desaparecido muchísimas especies que en un momento dominaron la tierra. Y ahora mismo estamos perdiendo muchísimas especies cada día.
El COVID ha supuesto ya mas de 3 millones de muertes. En los pocos años que llevamos de siglo hemos tenido 3 virus respiratorios nuevos y relacionados entre sí. ¿Es esto una manifestación del cambio climático? No lo sabemos pero sería interesante constatar que la Tierra, la diosa Gea, se defiende de las ofensas que le infringimos los humanos con epidemias que saturan las UCIs y llenan los cementerios y destrozan nuestra economía pero purifican el aire que respiramos.
En el libro de Bill Bryson (Una breve historia de casi todo), en uno de sus últimos capítulos (30. Adiós) se detallan que durante los 3.700 millones de años de edad de la tierra, se han originado miles de millones de especias vivas de las cuales casi todas han desaparecido. Y se cita el libro de Flannery (A Gap in Nature) donde se relatan la extinción de animales en los últimos tres siglos. Todavía van desapareciendo.
ResponderEliminarLa actual pandemia es una más. La futura extinción humana, como la de sus antecesores homos, pre-homos, pre-pre-homos, etc , parece una realidad razonable.
¡Pero ánimo Jubilados, todavía deben quedar bastantes primaveras¡